Algo que simboliza la gastronomía chilena, son sus sopas. Pero, aunque muchas de estas no son originarias de la nación, de alguna u otra forma, han marcado tanto al territorio, que llegan a formar parte del grupo, como la Patasca.
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La sopa picante adoptada por los chilenos
La sopa picante adoptada por los chilenos

¿Cuál es la historia de este plato?

La historia de este plato está algo oculta, de modo que su acceso es bastante limitado. 
Aún así, existen algunas versiones que dejan ver una mínima parte de la verdadera historia de la patasca. Por ejemplo, la primera de ellas nos relata que la receta data de tiempos muy remotos.
Algunos la sitúan durante la época colonial, mientras otros muestran su desacuerdo afirmando que ocurrió muchos años atrás. 
En lo que sí están todos de acuerdo, es que en su primera versión contaba únicamente con ingredientes locales, los cuales eran distintos vegetales, agua, y para algunos, la carne de alpacas.
Muchos de los historiadores, por otro lado, acreditan la primera patasca a los peruanos, mientras el resto señala a los aborígenes chilenos, como los creadores.
Pero sin contar cuál sea la versión más te guste o con la que estés de acuerdo, no debemos olvidar que sin importar dónde estén los orígenes de este plato, lo único que vale es todo el camino recorrido que le llevó a ser alimento típico.

Elementos característicos 

También conocido como «pataska» y «phantaska», derivado del quechua; es altamente consumido en Chile, especialmente al norte del país durante el almuerzo. 
Se distingue por su picor y sabor exótico, según las personas que lo han probado, algo predecible al tomar en cuenta sus ingredientes tradicionales: mondongo, ajíes, maíz, carne de cordero y orégano.
Entre las variantes más conocidas, existen casos de personas que cocinan la patasca con ajos fritos picados, perejil y chorizo, y por supuesto conservan algunos ingredientes tradicionales nombrados anteriormente.