Historia
Para hacernos una idea, tenemos que trasladarnos a varios años antes de Cristo, momento en el cual la cocina mediterránea contaba con grandes platos integrados por ingredientes que se encontraban en la época.
Pero si lo que quieres es un estimado con documentos formales; el primer registro de este dulce se ubica en el siglo II a.C., recibiendo el nombre de «globos».
El mismo consistía en una mezcla de harina y queso, que se amasaba y daba forma de bolitas, para posteriormente freírlas, y adornarlas con un poco de miel.
Es así como pasaron épocas, y este plato fue expandiéndose. Perdurando incluso después de la época de la colonia. Hasta llegar al día en el cual llegan a Chile y una vez allí le brindan ligeras modificaciones, con ingredientes locales.
Origen del nombre
Seguramente te estarás preguntando, ¿por qué le dieron un nombre tan... Peculiar? Pues realmente no hay una historia 100% verificada, pero existe una leyenda que narra lo que para cualquiera sería un «¡trágame tierra!».
Pero, que al final se convierte en uno de esos momentos que recuerdas con alegría con el pasar de los años, ―quizás no el suceso, pero sí el resultado―.
Y es que nos relatan que un día, una mujer que vendía el plato en alguna plaza de Santiago, tuvo un desafortunado accidente a causa del viento: se levantó su falda.
Como podrás imaginar, a la pobre se le vieron los calzones, y quienes pasaron por allí le otorgaron el apodo de «la señora de los calzones rotos». ¡Tal como lo lees!
Y tras ese suceso, el producto que vendía comenzó a ser llamado como «calzones rotos» a modo de legado. ¿Te imaginas? Así que, ¿qué opinas de esta leyenda urbana? ¿Será verdadera o falsa?